domingo, 18 de agosto de 2013

FALSOS...

Yo pensaba, en mi ingenuidad de entonces, que por el hecho de juntarse eran amigos. Pero no. La cena fue un cataclismo de acusaciones cruzadas, de sacadas de cuero. Un escritor dijo del otro: “… pero ese turro se hace el europeo de buhardilla por haberse casado con una camarera de allá”. Un periodista voluminoso y con aires de escritor, en el extremo de la mesa, miraba sorprendido. Habrá pensado bien eso de convertirse en escritor, lo que finalmente nunca va a ocurrir. El esmirriado proyecto de artista calza moda tecno, que desentona con un bigotito fino a fin de darle a su apariencia algo que despierte curiosidad. Ha logrado la cesión de una sala de la expo. Los visitantes, al ingresar, se tropiezan con un viejo neumático de coche. Más adelante, papel picado y revistas rotas que hay que sortear. Al final del salón, una silla llena de clavos de punta. Nuestra evaluación: dos estrellas. Andá a laburar, caradura! ¿Qué trayectoria, burra? ¿Hacer crítica de arte te vuelve artista? ¡Sos una traidora! ¡Lo único que te interesa es levantar tipos que te banquen! El chico del bigotito no escarmiento y vuelve a intentarlo el año próximo. Al menos esta vez, el número de elementos desparramados en el piso se elevó al doble. Lo copió de una revista checa. ¡Y hasta tiene curadora! La señora que tan amablemente conduce el espacio cultural de fines de semana se cansó. Viene como pisando huevos, desde hace décadas por los pasillo y los estudios de la tele. Durante el fin de semana pasada manifestó su desagrado. Frente a ella, un novel escritor que pasó una situación difícil y vio la veta para explotarla. “Quisiera vivir de la pintura y de escribir”, lanzó sin sonrojarse. Antes de agradecer su presencia, la señora le extendió un ejemplar de un gran escritor argentino y le dijo: “¿Por qué no le pegas una ojeada a ver si aprendés algo, pedazo de turro?” Ese nabo no puede editar ni la revista del colegio del hijo! Sí, éramos amigos hasta que copió mis ideas que son mejores que las suyas, modesta aparte. Algunos cargan sus equipajes y se alejan de la ciudad. Uno eligió el río, quizás lo inspire la historia de Horacio Quiroga. El otro, admirador de Hemingway, se las tomó al mar cálido. Lleva dos años allí, sin producir. Aquel se fue al frío. Por la tarde marcha hacia el bar a emborracharse. Vuelvan a su ciudad! O creen que van a sacar alguna idea de un paisaje estático? Aplaudí! Dale nomás, aplaudí que no se nota que estás envenenada! ¿Para qué te hacés la contenta, la buena perdedora? El premio es de la otra. Mostrá cara de orto, sé la primera en hacerlo, hace escuela. Mostremos nuestras miserias de una vez.

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